miércoles, 27 de noviembre de 2013

Vida en Venus

La posibilidad de la existencia de formas de vida en Venus se convirtió a partir de la década de 1950 en algo aparentemente imposible. Hechos como el que el planeta Venus esté situado mucho más próximo al Sol que la Tierra, elevando las temperaturas de la superficie del planeta hasta casi los 500grados Celsius (773 K), el hecho de que la presión atmosférica sea 90 veces la de la Tierra, así como el impacto extremo del efecto invernadero, hacen de la vida tal como nosotros la conocemos, un fenómeno improbable, y sólo en las capas altas de la atmósfera, distantes de la superficie, se dan condiciones lejanamente aceptables para el sostenimiento de organismos.

Las visiones históricas

Con respecto a la posibilidad de vida en Venus se ha especulado mucho menos que en lo referente a la hipótesis de vida en Marte. En1870, el astrónomo británico Richard Proctor afirmó la posibilidad de existencia de vida en Venus,5 las áreas próximas al ecuador según él serían en exceso calientes, pero asumió que podrían existir formas de vida próximas a los polos. El químico sueco Svante Arrhenius (Premio Nobel de Química en 1903) describió Venus en 1918, como un planeta verde y húmedo, en el cual la vida sería similar a la del Período Carbonífero terrestre. Fue así como en la ciencia ficción, nació el término venusiano para describir una hipotética forma de vida extraterrestre, cuyo origen sería el planeta Venus.
Sin embargo a partir de finales de los años 50 del siglo XX fueron apareciendo cada vez más evidencias claras sobre el dominio en Venus de un clima extremo, con un impacto del efecto invernadero que asegura una temperatura alrededor de 500 °C en la superficie. En la atmósfera las nubes contienen ácido sulfúrico y la presión atmosférica al nivel de la superficie es de 90 bares, casi 100 veces superior a la de la Tierra y similar a la existente a más de 1.000 metros de profundidad en los océanos terrestres. En tales circunstancias y ante las cada vez más hostiles características de la climatología venusiana, las posibilidades de vida fueron excluidas totalmente de Venus.

Especulaciones recientes

Las investigaciones sobre la atmósfera venusiana han encontrado que ésta se encuentra suficientemente fuera de un equilibrio químico natural como para requerir de investigación adicional. En el análisis de datos de las misiones VeneraPioneer Venus y Magallanes, se ha encontrado sulfuro de hidrógeno (H2S) y dióxido de azufre (SO2) juntos en la atmósfera superior, así como sulfuro de carbonilo (OCS). Los primeros dos son gases que reaccionan entre sí, implicando que algo debe estar presente para producirlos. Además, el sulfuro de carbonilo es significativo por ser excepcionalmente difícil de producir con medios inorgánicos. En la Tierra, este compuesto sería considerado un "indicador inequívoco de vida". Además, es un hecho a menudo pasado por alto que una de las primeras sondasVenera detectó grandes cantidades de cloro apenas debajo de la cubierta venusiana de nubes.6
Se ha propuesto que los microbios, en caso de existir, podrían emplear la luz ultravioleta emitida por el sol como fuente de energía, lo que podría ser una explicación para los trazos oscuros observados en las fotografías de UV tomadas del planeta.7 Las partículas grandes, no-esféricas de las nubes también se han detectado en las cubiertas de las nubes. Su composición sigue siendo desconocida.
A pesar de la unanimidad referente a la hostilidad del clima actual venusiano para el surgimiento o el mantenimiento de la vida, en años recientes dos hipótesis han sugerido opciones referentes a la existencia de vida en Venus.

Existencia de vida en las capas de nubes altas

Efecto invernadero en Venus.
En 2002, dos científicos, Dirk Schulze-Makuch y Louis Irwin, sugirieron en la Conferencia Europea de Astrobiología en Graz que las nubes en la atmósfera de Venus contienen los componentes químicos que pueden iniciar formas de actividad biológica.8 A partir de varios de los datos recogidos por misiones de exploración a Venus, uno de los cuales es la presencia de H2SO4 y de SO2; se encontraron pues 2 gases que reaccionan uno con el otro de forma reactiva destruyéndose mutuamente. Es imposible que estos 2 gases se puedan encontrar de forma natural juntos, a menos que haya algo que los produzca. También se observó que la atmósfera apenas contiene CO, a pesar de la intensidad de la impactante radiación lumínica solar y de la violencia del efecto invernadero. Así que algo debe haber allí para que ese CO se convierta en CO2.
Una posibilidad es que en las nubes existan formas de vida microbianas (arqueobacterias de estructuras extremófilas) con un metabolismo completamente distinto a todo lo que conozcamos en la Tierra, basadas en el CO y SO2.9 10 ¿Cómo podría haber llegado a existir esta forma de vida? Una conjetura que vendría a permitir el desarrollo de esta especulación es que en el pasado, en épocas muy anteriores, la temperatura en Venus era mucho más benigna y fresca. A partir de los modelos de evolución estelar se puede calcular con relativa precisión la variación del brillo solar a largo plazo, por lo cual se sabe que, en los primeros momentos de la existencia de la Tierra, el Sol emitía el 70% de la energía actual y la temperatura de equilibrio en la Tierra era de -41 °C. El sol se habría ido convirtiendo, como sucede, en un cuerpo cada vez más caliente, pero en este pasado hipotético la luz del Sol era por lo tanto mucho menos violenta. Siendo así, se presenta como factible, teniendo en cuenta lo que conocemos actualmente sobre la química atmosférica y la geología de Venus, la presencia durante un largo período de grandes océanos, en los cuales la vida podría haber surgido.11 12 Cuando la progresivamente creciente actividad del Sol comenzó a hacer llegar más calor a la atmósfera venusiana, desprotegida de campo magnético, el impacto del invernadero habría sido muy violento, pero quizá lo suficientemente lento como para permitir adaptarse a las proto-formas de vida originales a los nuevos entornos que la rápida transformación del planeta estaban haciendo aparecer y por ejemplo en las nubes, donde las temperaturas todavía ahora son moderadas, podrían ser un nicho biológico a tener en cuenta, donde sería posible que tales hipotéticas formas de vida hubieran sobrevivido.
Tabla de temperaturas y presiones atmosféricas a distintas altitudes en la atmósfera de Venus
Venusatmosphere2.GIF
Altura
(km)
Temperatura
(°C)
Presión
atmosférica
(x Tierra)
046292.10
542466.65
1038547.39
1534833.04
2030622.52
2526414.93
302229.851
351805.917
401433.501
451101.979
50751.066
55270.5314
60-100.2357
65-300.09765
70-430.03690
80-760.004760
90-1040.0003736
100-1120.00002660
Otro problema es que en Venus no existe nada similar a una capa de ozono, que pare el peligroso torrente de rayos ultravioleta provenientes del Sol. Para protegerse contra esto, la posible vida en Venus también debería haberse adaptado. Schulze-Makuch e Irwin han examinado la posibilidad de una "cubierta química natural", basada en el sulfuro.
Claramente esta teoría sigue siendo hoy por hoy completamente especulativa. Las misiones futuras a Venus es posible que ofrezcan respuestas sobre hasta qué punto son posibles estas ideas.

Otras posibilidades

Durante el tercer encuentro del Venus Analysis and Exploration Group (VEXAG, vinculado a la NASA), en enero de 2007, se planteó que el océano primigenio de Venus pudo existir durante un periodo superior a los 2.000 millones de años, más de la mitad de la historia del planeta, planteándose la cuestión de un posible desarrollo de formas de vida.
Eso, unido al hallazgo de un campo magnético residual durante la misión Pioneer Venus y la hipótesis de que la magnitud del mismo tuvo que ser similar al de la Tierra lleva a conjeturar, como afirma el biólogo español Alberto G. Fairén, que durante ese pasado remoto:
La atmósfera quedaría formada por un 20% del vapor de agua total, por CO2 (aunque este gas se disolvió en parte), y por N2. Las temperaturas medias estarían cercanas a los 350K, lo que provocaría constantes precipitaciones. En suma, el Venus primigenio pudo ser el planeta tropical que Edgar Rice Burroughs imaginó para las aventuras de su héroe Carson. La lluvia arrastraría el CO2 atmosférico, formándose importantes sedimentos carbonatados, que retendrían el dióxido de carbono. Como consecuencia de la intensa evaporación, la cubierta nubosa sería importante, lo que incrementaría considerablemente el albedo del planeta, reduciendo la radiación solar incidente. En esta situación, la trampa fría (la altitud de condensanción del vapor de agua) se situaría a unos 100 km; una vez allí, se precipitaría de nuevo en forma de lluvia. El campo magnético impediría la fotodisociación masiva del vapor de agua no condensado, así como la posterior pérdida de hidrógeno arrastrado por el viento solar. Éste es el modelo climático llamado de invernadero sostenido, con extensos océanos calientes, lluvias constantes y una elevadísima humedad relativa, y pudo mantenerse durante cerca de mil millones de años, hasta que el incremento de la luminosidad solar dio al traste con el paraíso. Si se confirmase, tendría una consecuencia importante: la vida habría tenido la oportunidad de comenzar en Venus hace más de 4.000 millones de años.
Por su parte, Leonid Ksanfomality, uno de los responsables del programa Venera, afirmó que consideraba posible que algunas de las formas fotografiadas por la sonda Venera 13 sobre la superficie de Venus fuesen formas de vida, si bien esto ha sido rechazado por otros científicos.
En cualquier caso, los hallazgos de las próximas misiones a Venus serán de crucial importancia para determinar la validez o no de todas estas teorías y descartar o confirmar la posibilidad de vida, tanto pasada como presente, en el planeta.

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